I
Pablito dice que es un súper héroe y cada mañana me
repite que yo soy su archienemigo. Yo le digo que se quite lo de “héroe”, yo me
quito lo de “archiene” y quedemos de súper amigos, pero no quiere. Dice que de mi cabeza salen
unos misiles, de ésos que disparo con mi gorra fantástica llena de adminículos;
se lanza al piso esquivándolos y rodando hasta acercarse lo suficiente para
hacerme caer, y entonces grita que lo herí con mi esferográfico de plomo a
prueba de superhéroes y aterriza en el piso sin fuerzas, pues mi arma secreta
como siempre, lo deja totalmente debilitado.
A veces siento que Pablito está un poco loco, mi
gorra me la compró mi mami en un mercado de pulgas y el esferográfico que tanto
teme es el lápiz 2B que le robé a mi ñaño de su bolso de dibujo. Pero bueno,
Pablito es mi amigo, y yo le sigo la corriente unas veces, otras no. Es que no
me gusta ser archienemigo de nadie. Por ejemplo, el otro día, me dijo, que el
papel que le estaba pasando en clase y que no quiso coger, de seguro contenía
un mapa falso de la cueva donde me refugio para que no me encuentre esas tardes
en que llama a mi casa y yo no estoy. Y por su culpa, la profe me cachó con la
mano estirada, y en ella, el papel hecho una pelota. Ella pensó que se lo
quería lanzar y sin chistar me mandó a hablar con la directora. Sí me fue mal,
pero pudo haberme ido peor; por suerte no abrió la pelota de papel para ver lo
que contenía. Seguro que los dos días sin recreo fueron nada, al lado de lo que
me hubiera pasado si descubrían que en el papel había dibujado a la directora
con una gran melena de león, unas garras de puma en lugar de manos y dos patas
de pingüino en vez de sus pies.
II
Hoy estoy triste, me parece que Pablito se va de la
escuela, yo no sé porqué, pero su mamá vino con él. Yo la miraba mientras
hablaba con la profe y por las señas que hacía, creo que le dijo que se tenían
que ir, pero que antes de irse… ¡iba a destruir a palazos el cancel de mi
amigo! que Pablito estaba lastimado las rodillas y que por eso lo llevaba de la
escuela, digo lo de las rodillas porque lo señalo con énfasis. Además me parece
que le dijo que quería los teléfonos de cada uno de nosotros para hablar con
nuestros padres hasta dar con el causante de que mi amigo tuviera sus rodillas
lastimadas. Cuando ya se despedía hizo una señal tomándose del cuello, creo que
dijo que al que le hizo eso a su hijo le va a ir muy mal. Pablito no entró a
clase.
III
Ahora tengo doble sentimiento, pena y miedo. Pena
porque mi amigo se va y miedo porque Pablito tiene lastimadas las rodillas
desde el día que se lanzó sobre mí por el asunto del esferográfico de plomo. ¿Y
ahora? ¿Y si su mamá piensa que fui yo quien le hizo caer? ¿Y esa seña que hizo
tomándose el cuello? Me va a ir mal, muy mal…
IV
La noche de ayer no dormí nadita, no sé qué querrá
hacerme la mamá de Pablito cuando descubra que se cayó cuando jugaba conmigo.
Yo no le hice nada, pero no sé si lo va a entender. Mi amigo hoy no fue a la
escuela. Ya veremos mañana.
V
Hoy, la profe comenzó la clase diciéndonos que tenía
que comunicarnos algo muy importante. Yo, como soy intuitivo, me atemoricé de
antemano. Dijo que la mamá de Pablito había enviado unas invitaciones para la
fiesta de cumpleaños que va a hacer en su casa y que nos sugería que no
faltáramos porque va a a haber una gran piñata que podremos romper. Nos
recomendó que lleváramos pantalón corto para meternos en la piscina, que aunque
el agua no nos pasará de las rodillas, de seguro nos vamos a divertir.
Finalmente dijo que la señora le había pedido a la profe los nombres de cada
uno de nosotros para invitarnos, porque Pablito tiene un fuerte dolor de
garganta y por ahora tiene que descansar. ¡Qué alivio sentí! Creo que ya no voy
a jugar más con Pablito, él tiene demasiada imaginación y a mí ya me está
causando problemas.