jueves, octubre 21, 2021

ALGUNOS DE MIS TRABAJOS: REDACCIÓN EN CUARENTENA (Publicaciones temporales de Facebook)


Plataforma: Facebook

Cliente: Chef Germania Pérez

Tema: Recetas en Cuarentena

Fecha: Abril 2020

 

Para mañanas como ésta en que nuestro bello Quito nos regala un radiante sol de playa (aunque más tarde llueva como si el mundo se fuera a acabar), te traigo una opción deliciosa, que a manera de bocadito, encantará a todos en casa ¡seguro que sí!

 
CEVICHE DE PESCADO
 
Necesitarás:
1 lb. de dados de pescado (Picudo)
2 tz. de agua
Jugo de 4 limones
1 cebolla paiteña picada
½ pimiento verde picado
½ pimiento rojo picado
½ tomate riñón picado
1 cda. mostaza
Cantidad necesaria de sal, pimienta y cilantro picado
 
¡Manos a la obra!
 
Salpimentamos los dados de pescado y los reservamos. Aparte ponemos a hervir las dos tazas de agua. Una vez que el agua ha comenzado a burbujear, añadimos el pescado y lo dejamos hervir por 3 minutos. Cumplido ese tiempo, sacamos el pescado del agua y lo dejamos enfriar.
En un bowl mezclamos: la mostaza, el jugo de limón, el agua de cocción del pescado(frío), revolvemos para integrar los sabores y continuamos añadiendo el pescado, la cebolla, los pimientos, el tomate, la sal y la pimienta al gusto, y por último el cilantro.
¡Listo!
 
Para los más pequeños puedes servirlo en mini porciones, les va a encantar la presentación y seguro te pedirán más ¡Prepárate!
 
Acompáñalo con unos deliciosos chifles.
 
¡Una delicia!
 
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¿Hora del desayuno y NO HAY PAN? 🤷‍♀️

Si te ha pasado, como a mí, que en esta cuarentena te ha resultado difícil conseguir pan o si lo compras debe ser en una cantidad suficiente para que te dure muchos días. Resuelve esa monotonía y la falta de frescura con un ingrediente espectacular: PLÁTANO VERDE.

Aquí, en Ecuador somos afortunados de tenerlo en grandes cantidades y a un precio muy accesible.

Así que ¡manos a la obra! 👩🏻‍🍳

Preparemos un delicioso TIGRILLO

Ingredientes

3 plátanos verdes
½ cebollín finamente picado
4 huevos batidos
½ cebolla blanca finamente picada
150g de queso zarumeño rallado
2 cdas. de mantequilla
Sal
Aceite para freír

Preparación

Pelamos el verde y lo cortamos 🔪 en trozos de unos 3 cm aproximadamente. Ponemos a calentar un sartén con suficiente aceite para freír en inmersión los trozos de verde. Los freímos hasta que se hayan tornado de un color dorado suave, no queremos que estén crocantes. Una vez listos, los retiramos del aceite, los colocamos en un bowl y los aplastamos con un mazo. Reservamos.

A continuación, en un sartén ponemos a calentar la mantequilla. Añadimos la cebolla blanca meciendo un poco hasta que se cristalice. En ese punto añadimos los huevos batidos, un poquito de sal y seguimos mezclando suavemente a fuego medio. Antes de terminar por completo la cocción de los huevos agregamos el queso rallado y el plátano verde majado. Continuamos mezclando hasta que los ingredientes se integren. ¡Ya casi!

Sírvelo con un salpicón de cebollín.

¡Buen provecho!
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¡SE VIENE EL FIN DE SEMANA!

Y aunque como dice un meme por ahí “el cuerpo ni lo sospecha” 🤷‍♀️ es una buena oportunidad para consentir a los tuyos con un bocadillo que lleva un poquito más de trabajo pero que al ver las caritas de satisfacción todo esfuerzo se habrá compensado.

👩🏻‍🍳 ¡Preparemos unas deliciosas AREPAS!

📑 INGREDIENTES PARA LA MASA

2 tz. de harina de maíz precocida
2 tz. de agua
½ cdta. de sal
50 g de queso mozzarella rallado
1 cda. de mantequilla
Aceite

Colocamos la harina en un bowl. Aparte, disolvemos la sal en el agua y la añadimos a la harina. Agregamos la mantequilla y el queso y vamos amasando suavemente. Dejamos reposar por 5 minutos. Luego, con nuestras manos damos forma a las arepas y las freímos en un sartén con aceite suficiente para cubrir la cara inferior de las arepas. Cuanto ambos lados estén doraditos las retiramos del sartén y reservamos.

📑 INGREDIENTES PARA LA CARNE MECHADA

500g de carne de res (punta de cadera)
1 diente de ajo
1 cebolla perla
1 hoja de laurel
1 ½ lt. de agua
½ cdta. de sal

Llevamos a fuego el agua y colocamos el diente de ajo, la hoja de laurel, la sal y la cebolla cortada en 4 partes. Al hervir colocamos la carne cortada en 4 pedazos y tapamos. Dejamos cocinar a fuego medio por aproximadamente 2 horas. Una vez que la carne se encuentre cocida, nos ayudamos con el tenedor para mecharla y reservamos.

Aparte preparamos un refrito con:
1 cebolla perla y 1 pimiento rojo picados en cubos pequeños, que se sofríen en un sartén con 1 cda. de aceite y 1 cda. de achiote en aceite.
Cuando este refrito está listo añadimos la carne mechada y lo juntamos todo y corregimos la sal.

Finalmente el toque especial:

😋 LA SALSA DE CULANTRO

Su preparación es de lo más sencilla. Simplemente licúa los siguientes ingredientes
1 tz. de culantro
Jugo de ½ limón
¼ de cebolla perla picada
1 cda. de vinagre
½ cdta. de aceite
3 cdas. de agua
sal y pimienta al gusto

¡Y listo, ahora sí a disfrutar!

Corta tus arepas por la mitad, colocales una buena porción de carne mechada y la salsa verde ya queda al gusto de los comensales.

¡Buen provecho! 👌
 


martes, octubre 06, 2015

¿Guiones? Otro mundo

¡Mi primer guión en serio!

Aprendiendo y disfrutando. Aquí un extracto...


CAMPAÑA "TUS 5 POR EL RECICLAJE" EMASEO · QUITO

ESCENA 1

Entra Don Luchito(56) empujando su tarro de recolección y agitando su campana. Mientras lo hace, va tarareando una canción.

DON LUCHITO:
¡Cómo me gusta el cielo azul y beber agüita pura, por eso cuido mi planeta clasificando la basura! (bis)

(el personaje evoca a "el barrendero de Cantinflas" porque disfruta lo que hace). La canción es casi balbuceada con el fin de que no parezca que cantamos la moraleja de la historia desde el principio, pero sí es importante que la melodía vaya llegando al público.
Entonces Don Luchito para de cantar y se dirige al público.

DON LUCHITO:
Bueno, no pensarán que porque traigo esta campana soy modelo antiguo,¡no, no, no! digamos mejor que soy un.. ¡un "clásico"! ¡Ajá! de los que aún agitamos la campana como diciendo ¡ya viene la basuraaaaa!

Don Luchito comienza a caminar despacio y se sorprende gratamente al mirar las fundas que están dispuestas en el frente.

DON LUCHITO:
¡Pero qué maravilla! Negra, negra, celeste, negra... ¡En este barrio sí han sabido clasificar la...

En ese momento entra Sisa(10) gritando por un lado del escenario

SISA:
¡Aaaaah, Don Luchito, Don Luchito!

Ella atraviesa desesperada y bastante desatinada el escenario de un lado a otro, haciendo que Don Luchito se esfuerce por tratar de frenarla, sin obtener resultado.

DON LUCHITO:
¿Qué pasa, Sisa? ¡Para ahí, mijita, que me estás mareando!

Por el lado contrario al de Sisa, entra Martín (9), de la misma manera: asustado y descontrolado

MARTÍN:
¡Sisa, Sisa, Don Luchito, Don Luchito!

Y cada vez que quiere frenar para contarle lo sucedido a Don Luchito, se vuelve a acordar de lo que le asusta y prefiere seguir corriendo y gritando.

MARTÍN:
Es que... es que... ¡aaaah!

Ambos niños, luego de corretear por todo el lugar, coreográficamente se le cruzan a Don Luchito por el frente dirigiéndose hacia lados opuestos, facilitando que él logre agarrarlos a ambos por las solapas de su ropa mientras los dos ya frenados pretenden con sus cuerpos seguir corriendo, sin ir a ningún lugar.

DON LUCHITO:
¡A ver, me dicen qué pasa o me los quedo así hasta la noche!

Sisa habla esforzándose por ver a la cara a Don Luchito pero no puede porque está a sus espaldas.

SISA:
Lo que pasa, Don Luchito, es que mi mami nos mandó a sacar la basura que habíamos clasificado...

Martín la interrumpe.

MARTÍN:
Sí, lo reciclable en la funda celeste y lo común en la negra, cuando de pronto...

Sisa lo interrumpe

SISA:
Sí, de pronto ¡una de las fundas comenzó a moverse!

Sisa se comienza mover (aún sujeta por Don Luchito) como "cuica"
Don Luchito suelta a los dos niños e intrigado les pide que le cuenten más.

DON LUCHITO:
¿Cómo? ¿A moverse? ¡Habrá sido alguna rata!

Don Luchito regresa a ver al público y pone una cara de "!qué asco!" buscando que el público se ría.

SISA:
¡No Don Luchito, no! Yo misma clasifiqué esa basura con mi mamá y ahí no había nada pero...

De pronto una funda entra rodando al escenario. Sisa y Martín tratan de salir corriendo tomando de la mano a Don Luchito, pero este último los detiene en una esquina del escenario donde quedan algo cubiertos y hace que juntos espíen lo que pasa.


ESCENA 2

De la funda sale Revuelta(30) muy enfadada por todo el maltrato que sufrió mientras la trasladaban en la funda.

REVUELTA:
¡Ay, pero cuánto maltrato! Mi cabello debe estar... hmm, ¡y mi ropa... hmm! ¿Dónde está mi espejo? Espejito, espejito, ¿Dónde te me has metido?

Revuelta dice esto mientras busca su espejo que anda a llevar colgado entre su ropa y luego se mira en él. Cuando finalmente lo hace, vemos que lo que ella consideraba "mal" es lo poco que estaba bien. De manera que desarregla su ropa, se despeina un poco y se sacude para "revolverse" toda y estar "bien".

REVUELTA:
¡Ah, pero qué diferencia! ¡Cómo cambia la cosa!
Revuelta pasa de mirarse a sí misma a dirigirse al público

REVUELTA:
Ahí sí me veo bien, ¿Cierto?

No lo dice con mucho énfasis para que el público no sepa si debe responderle o no, entonces lo repite pero ahora muy enfadada.

REVUELTA:
¡Dije que ahí me veo mejor! ¡¿Cierto?!

(Buscamos que la respuesta del público sea variada: "no, estás fea", "sí", "no")
Martín y Sisa salen asustados del escenario. Don Luchito se queda unos segunditos más en el escenario pero al ver que nadie se pone de acuerdo en la respuesta, regresa a ver hacia donde está Revuelta como diciendo con sus ojos "esta mujer está loca". Entonces hace un ademán de despedida, tomando el frente de su gorra con la mano y haciendo una leve reverencia como diciendo "con permisito". Y se marcha

REVUELTA:
¡Éso, así! Me encanta que no estén de acuerdo porque... ¿Por qué siempre todos igualitos, ah?
¡No! ¡Es mejor así, todos revueltitos!

Revuelta se fija en el público e interactúa desde el escenario

REVUELTA:
Como ustedes ¡sí! Miren, por aquí una camiseta azul y por allá una negra, alguien con chompa y muchos sin ella ¡Esto es ma-ra-vi-llo-so!

Revuelta se pone algo reflexiva, sentándose sin darse cuenta junto a las fundas ordenadas de basura.

REVUELTA:
Es que nunca me gustaron las cosas ordenadas: ni por tamaño, ni por color, ni por olor...

Revuelta se dirige al público haciendo una cara graciosa de "¡qué asco!" (por lo del olor) para que el público se ría.

REVUELTA:
Todo es mejor así, ¡revuelto!

En ese momento, Revuelta regresa a ver a su lado y se percata de las fundas ordenadas de basura, levantándose de un brinco.

REVUELTA:
¡Ay! ¡¿pero qué es esto?!

Revuelta se sacude la ropa y el cabello como para evitar contaminarse de tanto "orden"

REVUELTA:
¡No puede ser! ¡Negra, negra, celeste, negra... No! ¡Qué desastre!

Entonces Revuelta saca de su bolsillo un chunchi para sujetar su abultado cabello, además se sube las mangas de la blusa mostrando que se alista para hacer algo.

REVUELTA:
¡Siempre yo!

Revuelta regresa a ver arriba y pregunta

REVUELTA:
¿Por qué siempre yo?

       Filtra música y queda a fondo

Revuelta se da un festín zafando las fundas y regando la basura. Mezclándola como si fuera dinero que está cayendo del cielo. Para que pueda verse, retira las fundas hacia un lado, así se evidencia la basura toda regada y mezclada.

REVUELTA:
¡Eso, así!

Revuelta pregunta lo siguiente sin dirigirse al público

REVUELTA:
¿Cierto que así se ve mejor?

La idea es que el público nuevamente no sepa si responder o no, o qué responder. Revuelta se vuelve a dirigir al público pero esta vez enfadada

REVUELTA:
¡¿Cierto que así es mejor?!

Seguramente conseguiremos que el público diga que no. Entonces Revuelta se enfurece.

REVUELTA:
!¿Pero cómo que no?! ¡Cómo que no es mejor! ¡¿pero qué acabo de decir?!

Revuelta se "revuelve" un poco, muestra su enfado y decide marcharse.

REVUELTA:
Yo mejor me voy de aquí, después de todo, ya hice lo...

En ese momento entra Lucas(40), el científico loco, al escenario, absolutamente ensimismado y dirigiéndose hacia la basura. No cuestiona el desorden, ni la suciedad. Si es necesario incluso camina dentro del montón de basura con pasos altos pero sin molestia alguna.
Tanto la acción del científico como su apariencia han llamado la atención de Revuelta que pensaba marcharse pero se ha detenido a mirarlo, cambiando su semblante de una mujer muy firme a una mujer algo embobada.
El científico toma un par de botellas de plástico, las mira dirigiéndose hacia la luz del sol como inspeccionando su buen estado y se va.
Revuelta se pregunta (con una mirada algo pícara)

REVUELTA:
¿Y éste?

Al no obtener respuesta, se dirige al público con firmeza

REVUELTA:
¡Acabo de decir...!

Revuelta acaba la frase cambiando nuevamente su semblante, de enojada a coqueta

REVUELTA:
¿y éste?

Revuelta les pone cara de que interrogación y posiblemente reciba respuestas del público pero como no se ha explicado nada acerca del personaje, no habrá un acuerdo.
Revuelta se dirige al público nuevamente, haciéndolo su cómplice.

REVUELTA:
¿No será que necesita un par de botellitas más?

Entonces Revuelta comienza a recoger algunos plásticos que encuentra en la basura.

REVUELTA:
Tal vez estas funditas, mmm... una cubeta, puede seeer...

Revuelta se da cuenta de que ha recolectado una buena cantidad de cosas y se le dificulta llevarlas en sus manos, así que sin moverse de su sitio, gira sobre su eje como pensando qué puede hacer, entonces recuerda las fundas, suelta las cosas en el piso y trae una funda, precisamente celeste. La abre sobre el piso y va guardando en ella uno a uno los objetos de plástico revisándolos evidentemente de la misma manera en que lo hacía el científico.
Cierra la funda y va saliendo del escenario pretendiendo que llama al científico.

REVUELTA:
¿Señor extraño? ¿Señor despeinado? ¡Señor con ropa que no combinaaaa...! ¿Dónde se metió? 

REVUELTA(OFF):
¡He seleccionado unas botellitas que le van a encantar! ¡Señor, señooooor!

...





lunes, abril 08, 2013

DESDE EL FILO DEL CIELO



Fotografía: Fabricio Burbano

Era el dios más chiquito, por eso lo llamaban el dios pequeño. Distinto a todos los demás, al despertar nunca lloraba ni pedía comida. Su mamá, Zoa, a cargo de tantos dioses, tenía por costumbre dar el desayuno al más grande para comenzar y desde ahí iba en descenso. Para cuando llegaba al dios pequeño, él ya se había marchado. No era difícil suponer dónde se encontraba y Mamá Zoa, aprovechaba lo expuesto de sus grandes orejitas para jalarlas y de un tirón llevarlo a comer.

Dios pequeño refunfuñaba, y entonces sí, el crujir de las rocas se escuchaba venir desde debajo de la casa. Y es que su papá, el más grande de todos, se disgustaba mucho cuando incomodaban a su preferido: el dios pequeño. Cuando la casa temblaba, ya todos sabían qué hacer: nada. Dejar al dios más chiquito hablar, hacer y dejar de hacer todo lo que quisiera sin negárselo. Y así... este diosito era como era, mimado, travieso y bastante juguetón.

Como a cada dios, a este ser chiquito, le fue asignado un patio hace un poco más de cuatro mil años. El suyo es el patio de atrás, el de las hojas secas, de esas que vuelan, caen y nunca dejan de aparecer. Su tarea es columpiarse y nada más. Por eso hay otros dioses que le tienen envidia, porque su trabajo es tan divertido, que nada más implica columpiarse y columpiarse hasta que se forme un revuelo en el piso del patio, revuelo que se convierte en un remolino que levanta las hojas secas, haciéndolas girar hasta que todas se conviertan en polvo.

Lo único tedioso de su trabajo es transportar todo el cúmulo obtenido hasta el filo del cielo, desde donde debe hacerlo caer a la tierra. Sin embargo, la caída es otra parte que disfruta: soplar y soplar viendo cómo llegan hasta abajo estos trocitos que nosotros hemos llamado por años “basuritas”. Sí, son esas que inexplicablemente entran a nuestros ojos y nos hacen llorar. No es que la misión de este pequeño dios sea nuestro lamento en la tierra, sino que estas “basuritas” vienen cargadas de precisión para llegar a los ojos de quien hace tiempo no ha llorado, haciendo que algo del alma forzosamente se limpie con sus lágrimas. Por eso el más grande lo ama, porque su trabajo de limpieza de almas es muy
importante y está muy bien desempeñado. Por eso mismo suele hacerse de la vista gorda respecto a las travesuras del pequeñito, que han sido siempre inevitables.

Atractivas como suelen ser, el diosito, las prefiere de pepitas de semilla, sí, porque esas travesuras son de larga duración y tienen el mejor “primer llanto” sobre la tierra. Y aunque todos los dioses se culpan a sí mismos por su descuido cada vez que un nuevo producto de estas travesuras se escucha llorar, pocos saben que el causante de esto es, en realidad, este pequeño diosito.

Mama Zoa ya lo ha retado varias veces, pero el dios chiquito no hace caso, y con sus espaldas cubiertas por el cariño de su padre, sigue complementando sus labores diarias con unas sesenta a ochenta travesuras, cuyo llanto se escuchará unos meses más tarde hasta el centro del cielo, lugar donde se reúne el consejo de dioses, que se hace de oídos sordos, pues por milenios, nada ha podido hacer contra esto.

Las travesuras de pepitas, las preferidas del dios chiquito, no tienen horario fijo. Pueden saltar a las 5, a las 8, a veces salta una y a veces varias a la vez... nadie entiende la lógica. Sólo se sabe que ahí estaban y de pronto ya no están. El dios pequeño las recoge de su patio cuando accidentalmente han venido hasta este, envueltas en alguna hoja seca. ¡Le encantan! Las toma entre sus manos y se columpia con ellas, y cuando es hora de ir al filo del cielo, las coloca una a una bien centradas, retrocede unos quince pasos, mira que nadie le vea y con un vuelo increíble, corre hacia ellas y las patea como solo él sabe. Entonces, se apresura a buscar el mejor ángulo de visión y sentado las mira caer. Es la parte que más disfruta, pues dios como es él, no puede permitirse un error, así que cada pepita de semilla cae donde él ha querido que caiga. Una a una van depositándose en el sitio adecuado, pero nadie jamás las ha visto caer, solo él.

Casi siempre, su llegada a la tierra es una sorpresa. A veces, cae una en alguna joven inexperta, en estos casos, en especial, suele causar llanto desde su arribo. Otras veces cae no en una sino en dos, hombre y mujer, en estos casos, suele generar mucha alegría. Hay otro caso no muy común en que cae no “sobre” sino “junto” a una mujer o a una pareja, a estos casos en la tierra solemos llamarlos adopción. Finalmente hay indicios de que en la generación anterior, el dios chiquito, las hacía caer sobre muchas parejas en su precisa noche de bodas, pero ya luego se aburrió de hacerlo así, y con el tiempo ha ido buscando objetivos más aleatorios, esos son los que en realidad le divierten.

Existe un caso muy particular que este diosito goza de principio a fin. Es cuando encuentra una semilla doble, una semilla atada a otra de alguna manera, por una ramita, por una hojita, por lo que fuera, pero unida e inseparable. Cuando el cielo comienza a sentirse vibrar de arriba hacia abajo, es que el dios pequeñito ha encontrado una pepita doble y está saltando de tanta emoción. La guarda con cuidado hasta el final del día, y a la hora de ir al filo del cielo, la patea solita para no perder el más mínimo detalle de su caída, mientras tanto se sienta y se pone a cantar. Dicen que esta, es la travesura que pone más feliz al dios chiquito, y cae al igual que las otras en lugares que solo él decide. Una de ellas cayó en mí, no es que lo haya sentido, es que ahora lo sé. La otra noche creí ver al dios chiquito que venía a vigilar a sus pepitas, pues dicen que suele hacerlo de vez en cuando, pero no, debe haber sido mi imaginación, porque este ser chiquito no se deja ver, sino hasta que el llanto nuevemesino se hace escuchar, y entonces arranca las alitas de los que llamamos recién nacidos para entregárselas al final del viaje que acaban de empezar.

Cuento publicado en Minimal I. Talleres Literarios de la CCE
Editado por Efecto Alquimia - Quito 2011